Heráldica italiana

La heráldica italiana fue introducida en la isla de Sicilia dominada por los Normandos, siguiendo a su expansión en la Inglaterra normanda, desde donde se extendió al resto de Italia. 
Comparada con la complejidad de la heráldica de Inglaterra, Alemania y España, la heraldica de Italia es más sencilla. Durante siglos el país estuvo dividido en varios, y no tenía una autoridad heráldica general para supervisar el uso de los escudos de armas hasta la Unificación del Reino de Italia en 1870. 
Así pues, hay una heráldica siciliana, heráldica calabresa, heráldica genovesa, heráldica napolitana, heráldica sarda, etc.

Para comprender esta diversidad de heráldica italiana, veamos un resumen de la historia de Italia:

Al morir el emperador Augusto, los grandes tiranos de Roma hacen su aparición, como Tiberio, el perverso Calígula, el tartamudo Claudio o el loco Nerón y con ellos y sus descendientes, comienza la degeneración del Imperio y se prepara su caída. Poco a poco el cristianismo va afianzándose, sobre todo en el siglo III, cuando empieza a ser tenido en cuenta. Es el momento de las grandes persecuciones. La situación política va de mal en peor, las invasiones de los bárbaros obligan a dividir el imperio nombrándose dos emperadores, uno para controlar la zona occidental y otro la oriental, a su vez, se nombran dos ayudantes de los emperadores con dignidad de césares. La situación era caótica. Fue Constantino quien conseguiría reunificar de nuevo el Imperio, gracias en buena parte, a su decisión de legalizar el cristianismo en el 313 d.C. a través del célebre «»Edicto de Milán»». 

Con la muerte del emperador Constantino la situación tanto exterior como interior, ya muy deterioradas, se producen nuevas divisiones de poder y, las invasiones extranjeras que consiguen llegar al centro de Roma, acaban definitivamente con el Imperio Romano en el 476 d.C. La caída del Imperio no supone la finalización de las guerras. Aunque con el Sacro Imperio Romano formado por Carlomagno en 1174 se consigue una cierta estabilidad en la que la Iglesia, ya como estado, y el poder político conviven sin grandes diferencias, a la muerte del emperador todo se rompe y las luchas entre iglesia y estado no finalizan hasta 1122 con el Concordato de Worms.

Con la caída del feudalismo se crean las comunas italianas que suponen una profunda reestructuración de la economía, dando lugar a la aparición de una nueva clase social: la burguesía. Estos dos componentes consiguen que una nueva estructura económica y social se afiance en el norte del país, mientras que el sur permanece fiel a las antiguas estructuras. En 1454 con el Renacimiento y gracias a su filosofía se consigue un período de estabilidad al firmarse un pacto de no agresión entre los más grandes, Venecia, Florencia, los Estados Pontificios y Nápoles. Finalizado este período en el que las artes, las letras y las ciencias tuvieron un gran desarrollo, las guerras de nuevo acosan el territorio. Dominio de españoles primero y austriacos después, consiguen que se produzca un gran retroceso en todos los campos aunque durante el siglo XVIII se consigue vencer en zonas muy concretas como Nápoles y Milán.

El período napoleónico permite la creación de nuevas repúblicas y la desaparición de otras como Venecia, así como los Estados Pontificios. El resurgimiento de las monarquías absolutas, durante el Antiguo Régimen, consigue que aparezcan los primeros movimientos independentistas que actuaban en secreto. El Risorgimiento, con una sólida base intelectual y buenos estrategas como Garibaldi y Víctor Manuel, dieron como fruto las revoluciones nacionalistas de 1848 que aunque no consiguieron su objetivo, la independencia, sentaron las bases y consiguieron los apoyos internacionales necesarios para que a partir de 1859, durante la Segunda Guerra de Independencia, se liberarán Sicilia, Nápoles y algunas regiones aledañas al Piamonte, que a través de un plebiscito decidieron unirse creando el Nuevo Reino de Italia, completado con la anexión de Roma en 1870.

Como resultado, el país escapó a la sobre-elaboración de blasones recargados, cuya peor expresión estuvo en la heráldica cívica de la Inglaterra del siglo XIX, donde había escudos con hasta 132 cuarteles o divisiones internas. Muchas armas de la heraldica italiana mantuvieron una simplicidad medieval, a veces comprendiendo una simple cruz en un campo plano, o la división del escudo cortado o partido en dos colores, y como resultado también se veía una gran multiplicación de los mismos diseños de escudos de armas. La problemática historia de Italia está reflejada también en su Heráldica, influenciada por las oleadas de invasores alemanes, franceses, españoles y austríacos.

La Heráldica italiana evolucionó con características propias, algunas de las cuales tienen un paralelismo con el desarrollo del Renacimiento Italiano en las artes. La composición de muchas armas en la heráldica italiana es bastante pictórica, una composición muy común es un árbol y a la derecha o izquierda un león rampante o un perro atado con una cadena; en otros casos es una torre o un árbol con un pequeño pájaro en su parte superior. Un árbol nunca se representa como una planta que tiene hojas agrandadas y frutos soportados por un tronco corto, sino que se representará como el árbol verdadero con proporciones reales. 

Formas de los escudos en la heráldica italiana:
Se entiende por campo del escudo el espacio en el que se representan los colores (o esmaltes) y las figuras (o muebles) del escudo de armas. Cada país tenía formas particulares de representar sus escudos de armas. El más común de todos es el apuntado, usado en la Heráldica inglesa, francesa y también en la heráldica italiana. En la heráldica española el campo típico es el de medio punto (con el borde inferior semicircular).

En la heráldica italiana el más común era el «sannitico» (escudo casi cuadrado con los vértices inferiores redondeados y una pequeña punta en el medio más baja). Pero las características más distintivas de la heráldica italiana son el uso de campos de forma almendrada (formado por un círculo en la parte superior y un triángulo con el vértice hacia abajo en la inferior) y de «cabeza de caballo» (testa di cavallo). Este último deriva de la pieza de armadura que llevaban los caballos sobre su cráneo (sobre todo la frente), para protegerlos durante los Torneos y también en batalla, y que parece la cabeza de un caballo vista de frente. Otra forma de escudo especial de la Heráldica de Italia es el campo véneto que en su borde superior tiene en las puntas unas vueltas circulares (espiral) y en el centro termina en punta (como ornamento) y en la base era igual al apuntado. También se encuentran en Italia las formas triangular (triángulo equilátero con la punta hacia abajo) y acimerada (con forma de yelmo visto de perfil), ambas de influencia claramente alemana. 

Los esmaltes en la heráldica italiana:
La Regla de los esmaltes, que prohíbe juntar metal con metal y color con color, se respeta rigurosamente. En casos muy raros donde no se sigue esta regla, se coloca en el blasón de armas las palabras «per inchiesta» para indicar que el heraldo que registró las armas sabe que esto es una violación o excepción más que un error al blasonar o dibujar las armas. 
Otra particularidad de la heráldica italiana es que los esmaltes se describen en el blasón con palabras corrientes. Así el rojo es «rosso»; el azul «azzurro»; el verde «verde»; el negro es «nero»; el púrpura «porpora». 

En la heráldica de Inglaterra, Francia y España los colores tienen nombres especiales: «Gules» para el color rojo; «Azur» (Azure en Inglaterra) para el azul; «Sable» para el negro; «Sinople» (con excepción de Inglaterra donde es «Vert») para el verde. Aparte de los colores, existen en la Heráldica italiana (como en el resto de las heráldicas nacionales) dos metales: Oro y Plata («Argento» en la Heráldica de Italia), además de dos pieles o forros que son el Armiño («Ermellino») y el Vero («Vaio»). Otros metales que se utilizan en Italia (generalmente no para el campo del escudo, sino para el yelmo exterior) son el Hierro («Ferro») y el Acero («Acciaio»). La mayor parte de los campos italianos tienen como esmalte principal el rojo (Gules) o el azul (Azur); los metales (Oro y Plata) son un poco menos frecuentes, el púrpura y el verde son bastante raros. 

Las figuras en la heráldica italiana:
Las figuras básicas o de honor (jefe, banda, barra, chevrón, palo, etc.) eran lo más común en las armas italianas, y difiere en su uso de aquellas de Inglaterra y Francia. 
El jefe (tercio horizontal superior del escudo) muchas veces representa una alianza política, las más frecuentes son el «jefe de Anjou» (capo d’Angio) que exhibe tres flores de lis (de Francia) de oro sobre fondo azul y un lambel rojo de cuatro pendientes de la Casa de Anjou, asociado con el partido Güelfo (derivado de Welfo, duque de Baviera) leales al Papa; el águila imperial negra del Sacro Imperio Romano Germánico o muchas veces un águila negra desplegada (capo dell’Impero), asociada con el partido Gibelino (derivado de los Hohenstaufen, señores de Waibling) leales al Emperador; el jefe de San Stefano (capo di S. Stefano) que era un campo de plata con una Cruz de Malta de rojo (gules), usado por los caballeros de la Orden de S. Stefano; o las llaves cruzadas de San Pedro y la triple tiara del Papa. Los dos primeros se hicieron evidentes en el campo de batalla en Benevento, Campania (año 1266), cuando se encontraron frente a frente. 

Las familias italianas que dieron un Papa podían, además, exhibir en su escudo de armas un «ombrellino» de oro, una especie de sombrilla usada para cubrir a los dignatarios o soberanos. Las armas del Príncipe Odescalchi, la cabeza de una gran familia romana, por ejemplo, tenían un águila imperial en una faja y un ombrellino de oro sobre su escudo. 

Ciertas figuras son mucho más frecuentes que otras en la heráldica italiana. Las estrellas y cometas abundan, generalmente de metal (oro o plata), las primeras son de seis puntas, a menos que el blasón indique otra cosa. Las torres, castillos e iglesias van normalmente en su color (al natural). 
Los montes saliendo de la base del escudo que son tan característicos de la Heráldica de Europa continental evolucionaron en piezas mas elongadas y de puntas semicirculares, uno sobre otro, usualmente en número de tres o cinco, creando una formación estilizada encontrada en muchas armas de la heráldica italiana. En las armas más antiguas los montes se representaban como montañas con tres o cinco cumbres (como en las armas de Sasso de la ciudad de Scala, Amalfi), usualmente de verde. 

La Heráldica italiana utilizó también las armas papales, las más usuales son las llaves cruzadas de San Pedro (una de oro y otra de plata) y la tiara papal de tres niveles. 

Entre la habitual colección de animales representados en Heráldica, el más común es el león representado en su forma rampante; y el águila representada generalmente desplegada (con sus alas abiertas). Entre las cargas distintivas de los blasones italianos se encuentra el buglio, un pez del Mediterráneo parecido a un bacalao pequeño. Muchos de los peces encontrados en Italia en la Edad Media y mencionados en blasones de armas se encuentran extintos en la actualidad. Los lebreles (galgos), liebres, mastines napolitanos y serpientes, se encuentran regularmente. El lagarto geco aparece en algunos escudos de armas, especialmente en Sicilia, donde son vistos durante el verano. El perro (cane) se representa normalmente como un lebrel, a menos que esté blasonado como «mastín» (mastino). Los ciervos y jabalíes pueden encontrarse ocasionalmente, sobre todo en las regiones Alpinas. Los animales fantásticos o mitológicos parecen haber desaparecido de los Armoriales Italianos, ocasionalmente se puede encontrar algún dragón o caballito de mar, hasta el unicornio es raro. 

Las figuras humanas, brazos salientes y portando armas, aparecen en la heráldica italiana con cierta regularidad. Una figura que se encuentra en algunas armas italianas y que comparte sólo con la heráldica española es la cabeza de moro representada con un turbante. 

La Heráldica de la Italia central está inevitablemente ligada a la Iglesia Católica; el Papa por siglos ha sido el soberano reinante de los estados papales así como la cabeza de la Iglesia. Las armas papales mismas con las llaves cruzadas de San Pedro, la triple tiara, y la combinación de dos metales, oro y plata, son probablemente el ejemplo más familiar de la Heráldica italiana. 

Libros de heráldica italiana:

Los mejores tratados de heráldica italiana son:

* «Dizionario stórico-blasónico delle famiglie nobili e notabili italiane estinte e fiorenti», de Gofredo di Crollalanza.
Este libro está disponible en CD-ROM de heráldica en el enlace http://www.heraldico.com/libros.htm

* «Enciclopedia Storico-Nobiliare Italiana», de Vittorio Spreti.


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