Escudos y heraldica de los Quevedo, origen e historia

HISTORIA DE LOS QUEVEDO: 

Los genealogistas hermanos Arturo y Alberto García Carraffa, en su "Enciclopedia Hispanoamericana de Heráldica, Genealogía y Onomástica" afirman que el origen de este preclaro linaje se pierde en la oscuridad de los tiempos, el más antiguo solar, o casa solariega, del apellido Quevedo, radicó en la villa de Pie de Concha, lugar de donde partieron las distintas ramas que se conocen y que fueron extendiéndose por diversos lugares de España. Uno de sus eminentes varones, por no decir el que más, fue don Francisco de Quevedo y Villegas, que vistió el hábito de Santiago y fue señor de la Torre de Juan Abad, nacido en Madrid en 1.580 y fallecido en Villanueva de los Infantes en 1.645. Celebrado escritor no estuvo ajeno a los avatares de la política y así a la caída de su protector, el duque de Osuna, estuvo desterrado en su señorío de la Torre de Juan Abad, (Ciudad Real), y años más tarde se atrajo la enemistad del todopoderoso conde-duque de Olivares quien ordenó su encarcelamiento en el convento de San Marcos. De su ingenio y facilidad de escritura e imaginación, no es menester dar pruebas, pues sus obras son muestra palpable de todo ello. No podemos olvidar algunas de las más conocidas como "El diablo cojuelo" en donde levantando los tejados se podía contemplar las intimidades de los habitantes de la villa y corte de aquella lejana época. Posiblemente sus versos satíricos y sus coplillas fueron la causa real de todos sus males, pues en ellos arremetía y criticaba las corrupciones y las lacras que se daban entre los encopetados caballeros y nobles de la corte, amén de los "trapos sucios" de muchas de las más distinguidas damas. El apellido Quevedo se halla más extendido en la zona centro de España, siendo prácticamente desconocido en Cataluña y todo el Norte de la Península Ibérica.

Francisco Gómez de Quevedo y Villegas, hijo de Pedro Gómez de Quevedo y Villegas y de María Santibáñez, nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580 en el seno de una familia de la aristocracia cortesana. Escritor español, que cultivó con abundancia tanto la prosa como la poesía y que es una de las figuras más complejas e importantes del Siglo de Oro español.

En Madrid cursó sus primeros estudios en el Colegio Imperial de los jesuitas; —hoy Instituto de San Isidro— y después en la prestigiosa universidad de Alcalá de Henares; después cursó estudios de teología en la Universidad de Valladolid (1601-1606), ciudad que por aquellos años era la capital de España.

Hombre de acción envuelto en las intrigas más importantes de su tiempo, era docto en teología y conocedor de las lenguas hebrea, griega, latina y modernas. Destacaba por su gran cultura y por la acidez de sus críticas; acérrimo enemigo personal y literario del culterano Luis de Góngora, el otro gran poeta barroco español.

El año 1606 vuelve a su Madrid natal en busca de éxito y fortuna a través del duque de Osuna que se convierte en su protector; también entabla un pleito por la posesión del título nobiliario del señorío de La Torre de Juan Abad, —pequeña villa dependiente del municipio de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) al sur de La Mancha—. Se traslada a Italia en el año 1613, llamado por el duque de Osuna, entonces virrey de los reinos de Nápoles y Sicilia, el cual le encarga importantes y arriesgadas misiones diplomáticas con el fin de defender el virreinato que empezaba a tambalearse; entre éstas intrigó contra Venecia y tomó parte en una conjura. El duque de Osuna cayó en desgracia en 1620 y Quevedo fue arrastrado en la caída y desterrado a sus posesiones de La Torre de Juan Abad, después, sufrió presidio en el monasterio de Uclés (Cuenca) y arresto domiciliario en Madrid. Por defender con virulencia la propuesta que el Apóstol Santiago fuese elegido el patrón de España, en pugna con los carmelitas que proponían a Santa Teresa, se vuelve a ver Quevedo castigado al destierro de nuevo en La Torre de Juan Abad. Esta etapa azarosa y desgraciada marcó todavía más su carácter agriado y además entró en una crisis religiosa y espiritual, pero desarrolló una gran actividad literaria. Con el advenimiento del reinado de Felipe IV cambia algo su suerte; el rey le levanta el destierro pero el pesimismo ya se había apoderado de él.


Su matrimonio con la viuda Esperanza de Mendoza (1634) tampoco le proporcionó ninguna felicidad al gran misógino y se separó de ella a los pocos meses.

De nuevo se siente tentado por la política, pues ve el desmoronamiento que se está cerniendo sobre España y desconfía del conde-duque de Olivares, valido del rey, contra quien escribió algunas diatribas amargas. Más tarde, por un asunto oscuro que habla de una conspiración, es acusado de desafecto al gobierno, y es detenido en 1639 y encarcelado en el monasterio de San Marcos (León), —hoy convertido en parador turístico de lujo— prisión tan miserable y húmeda, que provoca grandemente la merma de su salud.

Cuando es liberado, en 1643, es un hombre acabado y se retira a sus posesiones de La Torre de Juan Abad para después instalarse en Villanueva de los Infantes donde el 8 de septiembre de 1645 murió.
Como personaje perteneciente a la nobleza del siglo XVII, Quevedo ostentó los títulos de Caballero de la Orden de Santiago y Señor de la Torre de Juan Abad.

Su obra literaria es inmensa y contradictoria. Hombre muy culto, amargado, agudo, cortesano, escribió las páginas burlescas y satíricas más brillantes y populares de la literatura española, pero también una obra lírica de gran altura y unos textos morales y políticos de gran profundidad intelectual, que le hace ser el principal representante del barroco español. Su obra está entroncada con su forma de vida: desenvuelta y alegre en las sátiras de su juventud —letrillas burlescas y satíricas como "Poderoso caballero es don Dinero"— es el Quevedo más conocido y popular. Criticó con mordacidad atroz los vicios y debilidades de la humanidad, y zahirió de una manera cruel a sus enemigos, como en el conocido soneto, paradigma conceptista: "Érase un hombre a una nariz pegado...".

En su poesía amorosa, de corte petrarquista en la que lo que cuenta es la hondura del sentimiento, Quevedo vio una posibilidad de explorar el amor como lo que da sentido a la vida y al mundo, ejemplo de ello es el soneto "Cerrar podrá mis ojos la postrera..." que es uno de los sonetos más bellos de las letras españolas, en el cual la muerte no vence al amor que permanecerá en el amante como queda evidente en el último terceto. Es un poeta genial, cuya permanente actualidad, maravillosa capacidad creadora del idioma castellano, honradez moral y elevada lírica, le dan un lugar preeminente en la poesía española.

De su prolífica obra en verso, se conservan casi 900 poemas. De su prosa cabe señalar: "La vida del Buscón llamado don Pablos"; "Política de Dios y gobierno de Cristo"; "Vida de Marco Bruto"; "Los sueños" y "Los nombres de Cristo".

Entre sus poesías hay un sinnúmero de sonetos endecasílabos, pero también abunda el romance octosílabo y la redondilla. La poesía titulada "Epístola satírica y censoria..." es un alarde magistral de tercetos endecasílabos encadenados. Disfrutemos con esta esmerada antología de su inmensa obra poética.

HERALDICA, ESCUDOS DE LOS QUEVEDO:

ARMAS: 
Escudo terciado; 1º: en campo de azur tres flores de lis de oro; 2º: en campo de plata, un caldero de sable, 3º: en campo de plata, un pendón plata y gules.

 
 
Los de la Serna traen: En campo de sinople, una torre, cuadrada, de plata.

Quevedo figura en la lista de apellidos del Gabinete Heráldico ( heraldica )

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